Archivos en fuga

Archivos en fuga

 / lavanguardia.com/

El pasado julio comí con Jorge Herralde. El veterano jefe de Anagrama, hoy por hoy el editor más señero de nuestro panorama, me contó que Lali Gubern y Susana Castaño están ordenando el importante archivo de la casa, y que ya había mantenido algunas conversaciones sobre su destino con Ana Santos, la directora de la Biblioteca Nacional de España. No puedo decir que me sorprendiera.

Fuente original: Archivos en fuga.

La carencia de un buen archivo de la edición en Barcelona es histórica, pese a que la ciudad constituye una de las capitales mundiales en este campo. Desde que comisarié el Año del Libro y la Lectura 2005 comenté varias veces a los responsables del Ayuntamiento y la Generalitat la conveniencia de crear uno, para que no se repitieran casos como el de Seix Barral, cuyos fondos históricos fueron a parar al container. En el 2012 volví sobre el tema con Ferran Mascarell, entonces conseller de Cultura, ofreciéndome a mediar desinteresadamente para que algunos fondos que conocía no se perdieran. Mascarell me puso en contacto con la directora de la Biblioteca de Catalunya, Eugènia Serra, para poner en marcha el proyecto Patrimonio de Editores y Editados de Catalunya. En los años siguientes medié para la donación a la BC de los archivos de Gustavo Gili (180.000 documentos) y de Plaza y Janés/Grijalbo (con más de 25.000 fotografías).

Aunque mi relación con Serra resultó cordial, constaté que el proyecto no figuraba entre sus prioridades. Si yo no llamaba, ella nunca insistía para incorporar más depósitos. La BC ni siquiera me invitó a la inauguración de las dos pequeñas exposiciones sobre estos legados.

Hace un par de años supe que la editorial Tusquets tenía catalogados sus fondos y avisé a la directora de la BC para que no los dejara escapar. Por las noticias que tengo no fue muy insistente ni convincente, mientras los responsables de la Biblioteca Nacional de España ponían sobre la mesa una buena oferta de uso, una gran exposición y trato eminente a Beatriz de Moura. Los archivos fueron donados a la entidad estatal con sede en Madrid. Visto como han ido las cosas aprovecho esta columna para dar otra vez el aviso. Hay bastantes posibilidades de que el fondo de la tan barcelonesa editorial Anagrama acabe también en la capital de España.

Artículos relacionados