Contrabandos crece en Barcelona

Contrabandos crece en Barcelona

BERNAT RUIZ DOMÈNECH / scriptaverba.wordpress.com

El libro en España se divide entre sus instituciones y la realidad. Si por un lado asistimos a la esclerosis –múltiple y avanzada– de la Federación de Gremios de Editores de España y sus adláteres, por otra vemos crecer iniciativas alejadas de la ortodoxia, vivas, horizontales, casi informales pero bien organizadas. Un buenejemplo es Contrabandos y su espacio en Barcelona, Espai Contrabandos

Fuente original: Contrabandos crece en Barcelona | verba volant, scripta manent.

Contrabandos crece en Barcelona con un nuevos espacio; el Espai Contrabandos se trasladó, recientemente, del pequeño local de Arc de Sant Cristòfol a uno mucho más grande en Junta de Comerç nº20, en el barrio del Raval de Barcelona.

Éste, como el anterior, es un espacio abierto a las trece editoriales del grupo Contrabandos y a todas aquellas que compartan sus postulados: edición independiente de libro político. Un total de treinta editoriales muestran sus títulos en esta nueva librería que, sobre todo, es un lugar para que sucedan cosas.

Treinta editoriales, treinta ejemplos de activismo editorial, de compromiso con una forma de entender el libro como vehículo de cambio. Si cada cual hiciera la guerra por su cuenta cundirían muy poco. Aunando esfuerzos se permiten el lujo de disponer de un espacio aglutinante; las editoriales presentes en el espacio son sólo la parte visible de una red de complicidades que hacen posibles, por ejemplo, ferias como Literal.

Contrabandos es sólo una muestra de lo que ya es una tendencia consolidada: los editores independientes se reúnen en estructuras flexibles, ligeras, ágiles, que les permiten afrontar con mayor solvencia los retos y dificultades. Otro ejemplo es Llegir en Català, asociación de editoriales que editan en lengua catalana o el grupo Contexto, en Madrid.

Poco a poco aparecen y se consolidan asociaciones de editores independientes y también ferias más o menos especializadas. Es el caso de la citada Literal pero también de la Liberisliber de Besalú, Litterarum en las tierras del Ebro o la Feria del Libro Prohibido de Llagostera; es sólo una muestra de lo que puede encontrarse en Catalunya y está sucediendo también en el resto de España. Es reciente, es complejo, es aparentemente informal pero muy vivo y más coherente de lo que a primera vista pudiera parecer.

La edición independiente, la edición real a pie de calle, ya no está en las grandes instituciones del libro. Ni está ni se la espera. Para encontrarla hay que salir a la calle, a las ciudades y pueblos donde aparecen espacios, ferias y pasan cosas. Para entenderla hay que desconectarse de ciertos despachos y capillitas, esos que dependen del ‘qué hay de lo mío’ y de la conveniente redacción de un reglamento.

La mejor prueba está en los resultados: crecen, cada vez son más y trabajan mejor y, lo más importante, los lectores responden cada vez mejor a sus propuestas. Crean público, suscitan debate, defienden sus libros más allá del marketing porque creen en ellos más allá del beneficio –no son idiotas, saben que deben ganar dinero– y van creciendo cual mancha de aceite, poco a poco y de forma sostenida apoyadas por un tupido y dinámico tejido social y asociativo.

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