El claroscuro americano | Antinomias Libro

El claroscuro americano | Antinomias Libro.

 19/03/2013. Manuel Gil

¿Es casual que en México, Argentina, Colombia, Perú, Venezuela y Estados Unidos se venda hoy (datos a 2011) menos que en el año 2000? Pues no, no es una casualidad. Precisamente coincidiendo con la década dorada del crecimiento de América Latina. Alguien podría argumentar la enorme implantación de filiales españolas en ese continente, la apreciación del euro frente al dólar, todo es verdad, pero es un dato, no explica la globalidad del problema. Es cierto que al día de hoy hay más de cien filiales de editoriales españolas en América Latina. Para aquellos interesados en la historia de la internacionalización de la industria editorial recomiendo un documento muy interesante de la Revista ICE colgado en Internet (me imagino que la descarga es legal, no querría ser acusado de pirata): «Editoriales españolas en América Latina», de María Fernández Moya.

A América comencé a viajar con asiduidad en el año 2006, y desde el principio, y a través de conversaciones con libreros e importadores, percibí que había cosas que no se estaban haciendo bien, desde la actitud en algún caso semicolonial hasta la forma de abordar los mercados, considerados secundarios, en virtud de la estrechez del mercado interior, y en ningún caso observaba una consideración adaptativa del producto a los mercados de cada país.

El aumento del peso de la exportación en las cuentas de resultados de numerosos editores ha sido espectacular. No tanto porque hayan subido las ventas en América que, en algún caso han subido, como por el hundimiento del comercio interior. Para muchos editores el peso de América ha pasado del 20% al 40%. Hay editores que venden más en América que con alguno de sus distribuidores locales en España. Y surge ahora la pregunta del millón. ¿Se puede parar América?

En el último viaje de vuelta de la FIL tuve algunos contratiempos que me llevaron a estar en el aeropuertos muchísimas horas, y mantuve una larga conversación con Paulo Cosín, director comercial de Editorial Morata, y uno de los editores más expertos en comercio exterior, también afectado por los mismos contratiempos aeroportuarios que yo, pues bien, en el marco de esa conversación apareció el tema de lo que podía pasar si América se parase en cuanto a la estabilidad de sus importaciones. La aceptación de esta tesis nos hizo estremecernos.

Es cierto que América Latina ha vivido desde el año 2000 una década dorada. Las magnitudes actuales de América Latina parecen marcar un cambio de tendencia, o al menos una cierta ralentización de sus últimas magnitudes, es decir, una cierta desaceleración. América Latina en general ha crecido al 6% en 2010 y al 4% en 2011. En 2012 las cifras en general son mucho más modestas. Brasil (sexta economía del mundo), que venía creciendo por encima del 7% este año crecerá un 3%. En este sentido, y pese a una pequeña desaceleración, México es el país más estable. Su crecimiento está muy cerca del 4% y según los informes de la OCDE para 2013 y 2014 estará en torno al 3,7%, la crisis de demanda que padece EE. UU. les perjudica enormemente. Podemos hablar entonces de estabilidad económica general pero con horizontes nublados. De momento nada más. Es evidente que de persistir la crisis en Europa más pronto que tarde tendrá su reflejo en América. ¿Qué hacemos si se nos para América? Pues irnos a Lourdes de romería y hacer un vía crucis.

Es cierto que el libro en papel en América es un asunto de rentas muy altas, pero esos crecimientos conllevaban un clima de euforia que beneficiaba obviamente un cierto nivel de consumo más alegre en las incipientes clases medias y con un alto nivel cultural. De todos es sabido que América es un mercado de «precio», y los precios del libro español allí son muy poco competitivos. La extensión del mercado pasaría por una bajada general de precios, idea absolutamente impensable. La cadena de intermediación lo impide. Con algún pequeño problema en Argentina y Venezuela, es posible pensar en que las medidas proteccionistas de algunos de estos países se puedan extender. La inexistencia de planes de choque y reacción del sector resulta ciertamente desconcertante. Mi teoría es bien sencilla, donde hay problemas hay que ir para dialogar, tender puentes y establecer consensos. Es por ello que desde hace mucho tiempo abogo por una presencia continuada en todas las ferias de América Latina, y en especial Argentina.

Bajo la situación actual no debemos perder la perspectiva de que nuestras cuentas de resultados las está aguantando América. Entre exportaciones y licitaciones en diferentes países, nuestra dependencia de América Latina es hoy más importante que nunca. Es por ello que considero que a los gremios e instituciones hay que pedirles dos cosas. La primera, una reflexión profunda sobre la manera de incentivar el consumo y la demanda interna así como un plan de generación de tráfico a las librerías. La segunda, un plan estructurado de presencia en las ferias americanas, que es el caladero natural donde la edición independiente hace caja. La inacción de los gremios en estos dos temas resulta totalmente desalentadora. ¿Falta liderazgo en el sector? Sin ninguna duda. ¿Qué ocurre con la edición independiente? ¿Hasta cuándo van a aguantar unas estructuras donde los grandes hacen y deshacen a su antojo? El problema es que cuando quieran reaccionar los pequeños editores habrán cerrado la persiana y apagado la luz, y si esto sigue así los grandes podrán salir de compras de pequeños editores a precio de chuches, aunque también es cierto que son muy numerosos los editores que esperan que algún ejecutivo de un gran grupo les llame para hacerles una oferta. Hay un informe que habla ya de más de 117 editoriales susceptibles de ser compradas porque se encuentran en serias dificultades financieras. Lo mismo ocurre con librerías, muchas de ellas esperando una llamada del «Tío Feltrinelli» para ver si les franquician. Menudo panorama.

Los gremios e instituciones, en vez de preparar planes de choque para el comercio interior y hacer un cronograma de presencia en ferias de América Latina continúan con un discurso centrado en la piratería y en la propiedad intelectual. A mi modo de ver es desconcertante y, en gran medida, un autoengaño, no sé si piadoso.

La situación es para ponerse a pensar. En 2013 no se tiene previsto ir a ninguna feria de América, salvo Guadalajara y veremos en qué condiciones. Esto ha dado pie a que algún re-exportador lance una campaña entre los editores de precios populares para llevar libros de editores independientes a la FIL. Es obvio que desde hace ya dos años son muy numerosos los editores independientes que viendo los precios que la Federación ponía a la participación conjunta han comenzado a viajar «por libre».

Ferias

Mi tesis. Los próximos años van a ver una enconada lucha por la supremacía del libro en castellano en el mundo. Si tuviese que apostar diría que España perderá posiciones… La «Marca España Editorial» debe ser objeto de reflexión…

América Latina, poco a poco, está configurando una incipiente industria nacional propia, y en mercados de precio se produce un estrechamiento del canal exterior de aprovisionamiento. Esto es incuestionable. El crecimiento de títulos publicados en América Latina así lo muestra:

Produccion_AL

Fuente: Cerlalc, El libro en cifras

Por poner un ejemplo, Chile edito en 2011, 5.720 títulos, un 12% más que en 2010, y 747 ebooks, lo que representa el 13,07% sobre el total.

Otro ejemplo, la producción de títulos en Argentina (datos de la Cámara argentina del Libro):

produccion_argentina

Los datos de comercio exterior de España muestran que la situación lleva tiempo mostrando una tendencia bajista muy clara. Veamos:

exterior_paises

Cuadro de países:

Exportacion_paises

Vuelvo a revisar las cifras de los países que señalaba al principio de este post:

cifras

Con un escenario como este parece razonable repensar la situación en su conjunto. La producción de contenido digital española es una enorme oportunidad para visibilizar la riqueza del contenido en América, si las cosas se hacen bien. De entrada hay que situar los precios digitales en relación al poder adquisitivo de allí. La media de precios digitales en España, hoy en torno a los 7 euros, y cayendo, nos abre unas posibilidades competitivas muy serias allí, lo único imprescindible es que la edición independiente se siente en una mesa y analice la oportunidad. El comercio exterior del libro debe ser repensado en su totalidad, los grandes grupos están allí, pero no los pequeños. Hay editores pequeños con un contenido magnifico que no saben cómo llegar a esos mercados, y en breve su única forma de llegar será con el producto digital. El papel tendrá un corto recorrido en muy poco tiempo.

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