El lector Zapping: ¿Qué posicionamiento editorial? | Antonio Adsuar

El lector Zapping: ¿Qué posicionamiento editorial? | Antonio Adsuar

El lector Zapping: ¿Qué posicionamiento editorial? 

*Ecos de Sumer,  Antonio Adsuar http://librosensayo.com

Ha ocurrido de nuevo…et pour cause!. Cuando escogemos un libro del mes para nuestro club de lectura de librosensayo.com lo hacemos creyendo que será un texto interesante para los lectores pero también valoramos que se trate de un escrito que nos ayude a seguir pensando el futuro de la lectura, del libro y de la cultura en general en la era cibernética-red.

Me llevó dos meses prácticamente recorrer las páginas de “Historia de la lectura en el mundo occidental”, esta clásica y magna obra coordinada por el gran Roger Chartier. ¿Quién puede y quiere en la actualidad líquida dedicarle sesenta días a un texto, a cultivarlo, a transitarlo más o menos sosegadamente?. Esta lectura profunda, de escritos extensos, que se complementa con anotaciones y pausas, que trata de dejar reposar las ideas, tiene, a pesar de ser cada vez más infrecuente, sus ventajas. Lo leído cala, nos apropiamos de los pensamientos de los autores más intensamente. De este trabajo sostenido ha derivado de nuevo un post para este cuaderno editorial de Ecos de Sumer, que en julio cumplirá ya tres años.

Gracias a este viaje a los tiempos pretéritos, a este “regreso al futuro”, como titulaba yo mismo en la reseña del mencionado libro, podemos relativizar nuestro presente y no sacralizar determinadas encarnaciones de lo escrito como el libro de papel o determinados tipos de lecturas o formas de leer (pero, ¿acaso no es lo que yo acabo de hacer al reivindicar la lectura profunda ahora mismo?, ¡Ay las contradicciones, como acechan a cada paso!).

Visitar a los griegos o a los romanos, sobrevolar los monasterios medievales con sus copistas o asistir sentado en nuestra butaca de lectura favorita a las enormes transformaciones que ha sufrido la lectura en las edades modernas o contemporáneas, nos ayuda a comprender que los lectores han cambiado mucho.¿No sería interesante, además de contar con un observatorio del libro, contar con un observatorio del lector?.

Digital societyPorque son las mutaciones en las prácticas lectoras de los ciudadanos las que acaban modificando al libro en cualquiera de sus manifestaciones. Por mucho que nos empeñemos no podremos proponer libros, ya sea en forma de objeto o en forma de servicio, si damos la espalda a los inmensos cambios sociales que en la esfera de la cultura se están dando en el siglo XXI.

Bien, vale, de acuerdo, ok…Pero, si soy en editor, ¿qué debo hacer?. En primer lugar he de realizar un esfuerzo por comprender qué tipo de lectores habrá en el futuro. He de pensar muy bien para quién edito.

Por mi pequeña formación en márketing siempre me sorprende que la industria editorial se haya caracterizado por lanzar productos al mercado sin pensar en el público objetivo a la que estos se dirigen. Las características de un libro determinan mucho el público que este pueda acabar teniendo. ¿Cómo es ese lector del porvenir al que me tendré que adaptar si quiero seguir editando, publicando y vendiendo aquello que edito?. Saltemos a la piscina, a ver si hay agua…

a)Lectores feroces

El consumismo moderno y la abundancia de contenidos lleva al lector a volverse más anárquico y menos comprometido, tanto con un autor como con una editorial o un medio de comunicación y también con un determinado texto. Si en los paupérrimos años cuarenta españoles (por no remontarnos más lejos a situaciones de indigencia lectora más agudas) un niño leía y releía los diez o quince libros que había en casa, hoy en día el lector abandona cualquier texto a la primera por cualquier motivo.

La lectura se ha vuelto además en términos generales más fragmentaria, superficial y ecléctica. El “lector zapping” es el rey y todos tratan de seducirlo, de captar su efímera atención. El leedor se ha vuelto un “lector salvaje”, todo el “orden de lectura” clásico que representaba a la figura leyente silenciosa y concentrada con un texto no conectado en las manos ha saltado por los aires.

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Los ojeadores de letras actuales suscriben sin duda un slogan impreso en unas bolsas de tela modernillas que vendían en la librería “La Central” de la barcelonesa calle Mallorca (yo compré una, por supuesto): “Si ce livre me fâche, j’en prends un autre” (Michel de Montaigne). Ahondé aún más profundamente en la caracterización de este descifrador contemporáneo de textos en el post “El lector postmoderno”.

En la continuación de esta entrada voy, sin embargo, a trata de conducir a los que hayáis llegado hasta aquí por unas líneas en las que desplegaré pares antitéticos de lectores. Cada editorial deberá decidir a cuál de ellos servir, qué tipo de lector es el destinatario de sus textos.

b)¿Lector 1.0 o lector 2.0?: activando mi editorial

En la antigüedad clásica el texto oral era considerado como muy superior al escrito (recordemos, por ejemplo, que Sócrates se negó a escribir por considerar que el único “logos” verdadero era el oral). La escritura servía a la oralidad, era un instrumento para potenciarla.

En nuestra era el texto digital nos sumerge totalmente en nuevas oralidades híbridas (denle un vistazo a su wasap). ¿Qué rol ha de jugar el libro tradicional, al que Craig Mod llama “artefacto inmutable”, en este contexto?, ¿Nos podemos conformar con relegar al lector a una función pasiva en una sociedad 2.0?. Ojo, no quiero decir con esto que dejemos de lado el libro tradicional  no conectado pero sí debemos concebirlo como un elemento más dentro de una misión editorial más amplia: animar conversaciones. Si el Banco Sabadell (cuyo negocio, creo yo, tiene que ver menos con el intercambio de ideas que el de una editorial de ensayo) patrocina diálogos sobre la vida, sobre el futuro, sobre las esencias…¿No debería hacerlo en mucha mayor medida una casa de ediciones?.

posicionamiento de marca

La conversación no tiene forzosamente que estar en twitter, como editores también podemos/debemos organizarla, contextualizarla agregarle valor y, por supuesto, monetizarla. ¿Se puede hacer esto?, ¿Seguiría mi editorial siendo una editorial si me pongo a trabajar así?. Por supuesto, ya se está llevando a cabo. Miren si no cómo LID editorial (a la que sigo de cerca) está cambiando su modelo y apostando más por la formación (por ejemplo con webinars gratuitos) y concibiendo sus libros como un elemento más dentro de su propuesta de valor.

 c)¿Pescando surferos o buzos?: lectura profunda VS lectura superficial

Esta es otra dicotomía que me parece fundamental tener en mente a la hora de concebir nuestros productos editoriales y determinar nuestro público objetivo. ¿De cuánto tiempo dispone el lector al que me dirijo?, ¿Cuánto está dispuesto a dedicarle a mis contenidos?.

La extensión de los textos, como ya comenté en un post anterior en el que analizaba el futuro del mercado del libro de ensayo, va seguramente a cambiar. No opino que simplemente se tienda hacia una mayor brevedadVan a surgir formatos más híbridos, adaptados a los nuevos contextos de lectura y que deberán ajustarse a las necesidades específicas de un lector al que, forzosamente si queremos tener futuro, deberemos conocer mucho mejor.

Por lo tanto, antes de publicar un libro o texto, deberíamos reflexionar sobre qué tipo de lectura estamos proponiendo y cómo lo va a recibir la comunidad que posiblemente desee apropiarse del mismo.

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d)Conclusiones precarias y fugaces

No quiero extenderme mucho más. Yo mismo, como habéis comprobado, no hago caso a mis propios consejos y escribo artículos demasiado largos para este contexto-web en el que me leéis. Se pueden analizar muchas más dualidades lectoras para decidir para quién edito: ¿lectura en pantalla o lectura en papel?, ¿lectura de evasión o lectura de estudio?, ¿lectura intensiva o extensiva?…

Las jóvenes generaciones van ocupando lugares más importantes en la sociedad, tanto en su rol de lectores como en el de consumidores. Ya no leen igual, ya no piensan lo mismo de los libros, han nacido con internet. ¿Quiere decir esto que es el momento de plegar velas porque la barbarie llega y el libro no tiene futuro?. No lo creo…

La lectura seguirá siendo fundamental para los procesos de aculturación en una sociedad del conocimiento que demandará cada vez más formación. No obstante, es evidente que tanto las formas de ocio como las posibilidades para aprender se multiplican y el libro, en todas sus formas, debe reencuadrar su posición en este nuevo contexto.

Periodico old

La industria editorial, a mi modo de ver, debería actuar en dos direcciones: por una parte debe comprender qué aporta la lectura de libros tradicionales no conectados y reivindicar la lectura pausada, profunda y comprensiva de textos bien trabados y cuidados. Sólo si reivindica de verdad su valor social y no pide únicamente subvenciones para continuar con un modelo de producción obsoleto tendrá legitimidad cívica para defender su relevancia.

Por otra parte, el sector del libro debe explorar a fondo las nuevas posibilidades que le ofrece el paradigma digital. Como decía Jeff Jarvis en una reciente entrevista en “El País”, tras la invención de la imprenta tardó 150 años en surgir el primer periódico. 

Pongámoslo todo en cuestión y descubramos oportunidades inexploradas por el bien de la lectura y por el de las generaciones futuras. Miren bien amigos, el mundo no se acaba…el futuro no ha hecho sino llegar.

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