Fragilidad del comercio del libro  español

Fragilidad del comercio del libro español

Manuel Gil /

Hace unas semanas estuve en el VI Congreso de libros electrónicos de Barbastro, y al igual que en ediciones anteriores, volví muy satisfecho del mismo. Me gusta este congreso por muchas razones, pero hay tres a resaltar, en primer lugar el tamaño del congreso en asistentes, algo más de 100 personas, lo que permite un networking ciertamente intenso y apasionante, en segundo el tipo de gente que acude al evento, gente joven –la edad media de los asistentes es mucho más baja que en cualquier otro evento de edición-, con un gran nivel de preocupación por la innovación, y en tercer lugar por el nivel de los ponentes.

Fuente original: Fragilidad del comercio del libro – Antinomía libro.

Ir a Barbastro es ir a “oxigenarse”, y no lo digo por el límpido aire que se respira en esa ciudad, sino por la inyección de ideas y las reflexiones que se pueden asimilar al escuchar a la gente que interviene.

No voy a hacer una crónica del congreso, un par de días después de la clausura ya estaban disponibles todos los videos de las ponencias del congreso, resalto esto pues ya sabemos que la celeridad suele ser habitual en los eventos del libro. Y por otro lado hay también un detallado y preciso resumen del congreso en la revista de wmagazin del periodista Winston Manrique.

Centro este post en las conversaciones que mantuve con algunos editores y analistas en relación a la salubridad del sector español. Unos días antes habían aparecido datos de Alemania en los que se mostraba una seria preocupación por la desaparición de 6 millones de lectores, y en esta misma línea, en las II Jornadas Intersectoriales del Libro celebrado unas semanas antes, Juha Itkonen, uno de los responsables del Literacy Forum Finlandia, nos alertaba de su preocupación por el descenso de un 50% de lectores en edades juveniles en ese país que comenzaban a detectar. ¿Tenemos aquí datos  sobre volumen de lectores y compradores de libros?

En España, a pesar de los titulares que leo sobre la resistencia del libro y su recuperación, la realidad es que las magnitudes actuales retrotraen al sector a comienzos de la década del 2000. Insisto en que la mejora de datos de estos últimos dos años se ha basado esencialmente en el libro de texto, es decir, en lo que denomino efecto LOMCE. Para hacernos una idea de cómo estamos veamos algunas magnitudes que aparecen en el Informe de Comercio Interior 2017 de la FGEE y en otros anteriores:

  • Si observamos la venta total en comercio interior entre 2007 y 2017 observamos una caída del 26%.
  • Si observamos la venta en número de  ejemplares entre 2007 y 2017 la caída es del 37%.
  • Si analizamos la venta en librerías entre 2008 (punto más alto) y 2017 observamos un descenso del 22%.
  • Si nos fijamos en la venta de las cadenas observamos un descenso del 15% entre 2007 y 2017. Pensemos por un momento en la fuerte expansión de locales y metros que durante los primeros años de la década del 2000 tuvieron las cadenas.
  • Al analizar la cuota de mercado de estos canales en esta última década lo que se observa es un ligero aumento, 3,3 puntos en las librerías y 2,2 en las cadenas, pero mucho más por hundimiento del resto de los canales de comercialización que derivado de un aumento sustancial de ventas. Aun así pensemos que en 2003 la cuota de las librerías era del 36,8%, y de las cadenas del 14,7%.

Es obvio que en estos años de crisis se han perdido compradores, quizá mayormente en el segmento del comprador ocasional y de impulso, pero también en el comprador habitual, en este caso ha reducido sustancialmente su nivel de consumo de libros, y hay que insistir también en la influencia decisiva que el descenso brutal de los programas de adquisiciones bibliográficas de bibliotecas ha determinado, en muchos casos con mermas dramáticas al analizar los datos por comunidades autónomas.

Todo este ambiente de tormenta perfecta, sin analizar la irrupción de nuevos elementos en el ecosistema del ocio y el entretenimiento y la deflagración digital, lleva a pensar que el sector sigue bajo respiración asistida.  Las cifras del formato papel no son para tirar cohetes ni llamar a la tuna compostelana, con un problema que no se está abordando y que me parece capital, el desplazamiento a la compra online de libros de formato papel desde las librerías físicas. Las cifras de este desplazamiento alarman a los analistas más perspicaces del sector.

Es por ello que insisto en que hace falta de manera urgente abordar en España el problema del libro, lo que quiere decir abordar el problema de la lectura, de los lectores y de las librerías. Es así que me atrevo a sugerir un par de cosas:

Campaña Nacional de Fomento del Libro. La puesta en valor del libro como mediación cultural resaltando los valores tangibles e intangibles del mismo parece más que necesaria. El ejemplo a copiar sería la campaña anglosajona ”Books are my Bag”, de la que hablado aquí en algunas ocasiones.

Plan de Apoyo a Librerías. Colocar en el debate público la protección a la librería como eslabón crucial del libro que garantiza  la diversidad cultural y el derecho universal al acceso.

Ambas acciones tienen un enorme componente de decisión política; la industria, los poderes públicos y los medios de comunicación, deberían trabajar conjuntamente en estos proyectos.

Tomando un café hace unos días con una  editora de gran prestigio, le señale mi intuición de que veríamos, en un par de generaciones,  un sector mucho más pequeño que el actual, y ella me insistió en que debía comenzar a aplicarse la ecuación de los valores 10-10-10. Su aplicación al sector del libro vendría a señalar lo siguiente:

  • De todo lo que se publica solo el 10% llega a los lectores potenciales.
  • De este 10% suscitan interés el 10%.
  • Y de este 10% solo otro 10% compra el libro.

Me señalaba esto al reflexionar sobre el número y amplitud de los segmentos de compradores  de libros que tendríamos en España hoy, y me insistía en un estudio para identificar segmentos de compradores y desarrollar posteriormente una campaña publicitaria específica sobre los segmentos con mayor propensión a la compra.

Para terminar, veo muy paradito al sector, no se observan iniciativas,  y esta parálisis es inquietante. En paralelo, se observa una proactividad tremenda en América Latina.

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