La formación profesional en el sector editorial | Jaume Balmes
— 20 septiembre, 2013La formación profesional en el sector editorial | Jaume Balmes | sitio web personal.
Jaume Balmes . jbalmes.com/. 19 de septiembre del 2013.
Como muchos sabéis, en varias ocasiones en los últimos 4 años he impartido cursos para enseñar a hacer mi trabajo como yo lo hago. No es que me quiera dedicar a la formación —que no me importa, pero no forma parte de mis prioridades— sino que actualmente el sector editorial tiene un serio problema con la profesionalización, cosa que pasa, exclusivamente, por la formación. No me voy a extender en la formación en general, para eso hay gente que sabe mucho más que yo como Manuel Gil —Antinomias Libro—, o Silvia Senz —Addenda et Corrigenda— sino que me centraré en el apartado que, para mí, más drama vive —desprofesionalización y precarización para empezar— y que ha experimentado un duro golpe en el advenimiento de la edición digital: la edición de mesa. Los procesos editoriales más importantes, los propios de la edición como profesión —en algunas editoriales a esta profesión la llaman «redactor» o «realizador» o generalmente «editor de mesa»— son degradados y menospreciados en todos los másteres y cursos de edición que se hacen en este país. Pero resulta que mi profesión está en las responsabilidades de esa edición de mesa —la composición de libros y su diseño — . En el terreno de la composición —o producción, como quieran llamarlo— de libros digitales, el drama es mayúsculo.
Me explico. Yo, cuando llevaba ya unos cinco o seis meses componiendo ebooks, estuve buscando cursos para aprender más, puesto que todo lo que hacía era autodidacta —en términos técnicos, de composición de libros ya llevaba un tiempo largo — . Encontré muy pocos, de hecho, solo dos en toda Barcelona. Uno era un curso de tres horas que tenía una pinta horrorosa, y otro de veinticinco que según el temario parecía interesante. Y a ese me apunté gastando los ahorros que me quedaban —costó más de seiscientos euros — . Primer chasco: el temario teórico —que incluía historia, mercadotecnia, entorno, visión general y demás— ocupó más de la mitad de esas horas. Ese temario contenía abultados errores de fechas y datos, pocas fuentes mínimamente fidedignas y consignas de mercadotecnia propia de mediados del siglo pasado. Rápidamente me convertí en el repelente de la clase, como podéis suponer, ya que continuamente estaba preguntando y, finalmente, obligando a rectificar al profesor, que admitía que no tenía mucha idea y que daba el curso en base al temario que le habían dado. Al entrar en la parte de producción, que no práctica —no hicimos ni un libro electrónico en todo el curso— la cosa fue empeorando. Únicamente se usaron dos herramientas para producir los ebooks. Por un lado Adobe InDesign y su opción de exportar a formato ePub, y por el otro Sigil —que debía acabar de salir — . No tocamos CSS, HTML, XML, XHTML ni nada parecido. Es decir, que ese curso era un fraude completo, un timo. Había cosas que el profesor me preguntaba a mí —un alumno que había pagado un dinero importante— porque fuera del InDesign no tenía ni idea. Y si solo fuera eso… defendió varias veces que el InDesign lo hace todo solo para los libros en papel, que es vomitar el texto —colocar, perdón— y ajustar estilos, y punto, a imprimir. Eso hace ya unos años, hoy en día todo quisqui hace cursos de ebooks, especialmente las empresas que viven exprimiendo el sector editorial y los profesores de sus cursos.
Pero… ¿ha mejorado algo? No. Los cursos que se dan cumplen tres premisas: 1) No requieren conocimientos previos de composición, con lo que se deben introducir términos y conocimientos con calzador mientras se van necesitando —y no se aprende en dos días justamente — , 2) Se centran en las herramientas y, si lo hacen, muy poco en la tecnología que hay en un libro digital y 3) No tocan temas como el control de la calidad más allá de cuestiones básicas y triviales. Esas tres premisas son las que se deben evitar en un curso profesional. Sobretodo porque no tienen nada que ver con el trabajo real de alguien que compone libros electrónicos. Tengo la suerte, o mala suerte, no sé, que algunos editores me han pedido informes sobre libros electrónicos hechos por proveedores que parecen haber ido a estos cursos, y la cosa está muy mal, fatal. No pasan ni los controles obligatorios que te piden las plataformas. Pero como la formación es tan dramática que tampoco los responsables de las empresas editoriales tienen capacidad para valorar más allá de la estética un libro electrónico, no digamos ya para pasar todos los controles de calidad requeridos —podéis verlos en mi viejo artículo«Control de calidad de libros electrónicos (para editores de todas las tallas)»—. Estos cursos se siguen haciendo en gremios, centros de formación, consultoras del sector, consultoras de software, etc. Y por esta misma razón empezamos hace unos años a hacer cursos esporádicamente. Desde un punto de vista totalmente opuesto. Con el foco puesto en ayudar a profesionales del sector a poder desarrollar su profesión también en la edición digital, manteniendo siempre un compromiso ético y de profesionalidad con el alumno, que la mayoría de veces sabe hacer libros mucho mejor que nosotros.
Este otoño hemos programado unos cursos bastante ambiciosos, añadiendo, además, otros cursos que hace menos de un año que hemos ido haciendo, sobre todo en forma de asesoramiento a editoriales, en lo referente a la edición digital desde el punto de vista del editor de mesa o coordinador editorial. Que no debe producir los libros pero debe conocer muy bien todo los procesos, así como una profundización en los nuevos procesos digitales de edición. En este campo se incluye un curso de corrección de libros electrónicos, una profesión creciente pero sin formar, que hace el trabajo sin herramientas ni profundidad suficiente, pero que se requerirá cada vez más en cuando las editoriales se vayan preocupando por sus controles de calidad.
El primer curso, enmarcado dentro de la producción profesional de libros electrónicos, trata de la composición de libros de texto corrido, líquido o fluyente. El segundo entra en el visual mundo del libro de plantilla fija y el último añade a estos la posibilidad de tener sonido grabado y sincronizado con el texto del libro. Se pueden cursar por separado, aunque son acumulativos, pero yo recomiendo hacerlos todos juntos ya que cubren todos los formatos comerciales de carácter profesional que se puede encontrar un profesional:
Si los hacéis juntos, os ahorráis 100 €, cosa que siempre vienen bien: