La tercera vía del precio fijo/libre del libro

La tercera vía del precio fijo/libre del libro « Antinomias Libro.

Manuel Gil. 16/01/2012

Harina de otro costal es que el libro tenga un precio de 10,99 durante 13 días y luego pase a costar 14,99 euros. La primera reflexión que hago es ¿en qué ley se apoya Anagrama? Con la Ley del Libro en la mano esto no es posible. Es cierto que en obras de varios volúmenes en régimen de suscripción sí se podía (se admitía) el que existiese un precio de prepublicación, lo cual era una forma excelente de ajustar la tirada y vender antes de editar. Pero en este caso no hablamos de una prepublicación, sino de un libro que durante unos días tendrá un precio y unos días después otro. El hándicap que le veo a la iniciativa de Anagrama es que se queda corta, muy corta, es una especie de coitus interruptus digital; lo suyo, ya que operas al borde de la ley, hubiese sido poner un precio de 4,99 y salga el sol por Antequera, probablemente se fuese a varios miles de descargas y quedaban como los príncipes del digital. Vamos, para hacerle un homenaje. Una pena.

Pero matizo todo lo anterior y señalo una cuestión de método importante. Soy un enemigo absoluto del precio fijo en sus términos actuales, el sistema está altamente pervertido y es para muchos un dogma talibanesco. Creo que está dando sus últimas bocanadas en cuanto a que presenta un cuadro terminal. Los numerosos cierres en estos últimos meses de librerías (el precio fijo ya no las protege, la protección de las librerías hay que generarla desde otros lados) me hacen ver que estamos ante un cadáver que huele.

Es por esto que en numerosas ocasiones he defendido la siguiente tesis: o el precio fijo se aplica a rajatabla (piensen que el 50% del comercio interior del libro está ya en precio libre) o se suprime y se pasa a otro sistema de precios. Pero no al precio libre tal y como se entiende desde un punto de vista de economía liberal, sino a un modo que he denominado la tercera vía del precio para el libro. La idea que he defendido en varios artículos es que se establezca un precio fijo de compra al canal—punto de venta— y libre al cliente. Esto significa lo siguiente: todos los puntos de venta reciben la mercancía del editor al mismo precio; el distribuidor pierde así la potestad de mover los descuentos a su antojo, por lo que se igualaría la base competitiva inicial de todos los puntos de venta, hecho éste que en la actualidad no ocurre. Pensemos en que una gran superficie llega hoy por hoy a comprar con una diferencia de entre 15 y 20 puntos (al descuento directo hay que añadir otras bagatelas, anuncios en revistas, escaparates, góndolas, campañas especiales, etc…) en relación a una librería independiente. Y posteriormente el punto de venta, en función de su escandallo de costes internos, fija el precio al cliente, pudiendo poner precios diferentes en función del historial de compra de cada cliente, lo que se denomina precios dinámicos. Una cuestión no menos importante es la siguiente, como las devoluciones este año están ya en entre el 40% y el 50%, se puede efectuar rápeles en función de tramos de devolución, a menor índice de devolución mayor rápel. Estoy convencido que esta forma igualitaria de tratar al canal aumentaría la competitividad de la librería independiente (junto a otras muchas medidas); y como sus escandallos de costes internos no son elevados, les permitiría competir de tú a tú con las grandes superficies. Ni que decir tiene que la venta a perdidas no se admite en este esquema.

En cualquiera de los casos, y visto lo visto, felicito a Herralde, va a poder hacer un experimento fantástico, comprobar en vivo y en directo la brutal elasticidad que el precio tiene hoy en España, es un precursor heterodoxo que explora vías hasta hoy poco o nada transitadas.

Etiquetado con:

Artículos relacionados