Las devoluciones como síntoma de insostenibilidad « Antinomias Libro

Las devoluciones como síntoma de insostenibilidad « Antinomias Libro.

El tsunami de devoluciones que la edición está asumiendo desde hace un par de años ha llegado a alcanzar proporciones dantescas muchos meses. Contemplar los palets de devoluciones en los almacenes de los distribuidores es un espectáculo desalentador. Los libros van y vienen en una espiral absolutamente ineficiente. También es cierto que al haber cambiado el mecanismo de aprovisionamiento de numerosas librerías, que han pasado de la compra en firme al depósito duro, la cifra de devoluciones es previsible que acabe por estabilizarse. Hay que tener en cuenta que la devolución sólo contabiliza cuando proviene de mercancía servida en firme. Esto esta conllevando una gran merma de los catálogos de fondo de los editores en los puntos de venta, lo que exige a las fuerzas comerciales un serio esfuerzo a la hora de restituir ciertos fondos editoriales a partir de depósitos. Son numerosos los editores a los que se escucha decir: ¿pero todavía quedan libros míos en las librerías? La situación no deja de ser un síntoma más de la insostenibilidad de un modelo. Las librerías devuelven para liberar activos, generando liquidaciones en muchos casos negativas a los editores. He esperado a la aparición del informe de FANDE para contrastar la cifra del Informe de Comercio Interior, ambos con datos de 2011.

Estudio de Perfil del sector de la Distribución de LIbros 2011 | FANDE

En el informe de FANDE las devoluciones muestran una estabilidad que desgraciadamente muchos editores no comparten. Veamos el informe de los editores.

En este informe la tasa media de devolución es cuatro puntos más alta, teniendo las librerías pequeñas y medias tasas de devolución entorno al 37%. En cualquiera de los casos es significativo el aumento continuado del índice desde 2007 al 2011, pasando de un 28,5 al 34,1. Un dato para el que no encuentro explicación es el descenso del índice de devoluciones en las librerías pequeñas, pasando de un 48,5% en 2007 al 36,9 en 2011. La única explicación que puedo observar es la absoluta concentración en bestseller de alta rotación de este perfil de librerías (papelería). Una menor asunción de riesgo en la compra apostando por fondos de dos o tres grupos editoriales que les suministren los bestseller de mayor venta puede ser la explicación.

En cualquiera de los casos, y como ya no me creo casi nada, me busco la vida para obtener unos datos absolutamente confidenciales (no puedo revelar la fuente, aquí todo el mundo tiene topos) sobre cómo van verdaderamente las devoluciones. Los datos que a continuación muestro no son de una editorial, son generales del sector en el periodo comprendido entre julio de 2011 y julio de 2012.

La verdad es que esto ya se parece bastante más a la realidad de lo que ocurre en el mercado. Quizá sea posible desincentivar este perverso mecanismo vía rappeles, pero lo que plantea de fondo es la necesidad de ajustar oferta y demanda mediante la adopción de tecnologías digitales y tiro corto. Las macroimplantaciones de apuestas editoriales, en un mercado con una contracción brutal del consumo, es mover libros de un lado para otro, para acabar el viaje en el almacén del editor. La cifra que hace un tiempo se mantenía de que en los almacenes de la edición hay casi 500 millones de libros no va desencaminada. Y ya no quedan casi editores que no estén recorriendo el camino del saldo puro, como única manera de aliviar los costes de almacenaje y ubicación. Y son ya multitud los libreros que comienzan a montar una mesa con libros de saldo porque les permiten ofertar libros a precios muy bajos (en muchos casos en la horquilla de 3 a 5 euros) para generar un cierto mecanismo de compra por impulso. En resumen, una situación ciertamente complicada de la edición y de las librerías.

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