Librerías con encanto: La Extra Vagante (Sevilla). Jot Down Cultural Magazine |

Jot Down Cultural Magazine | Librerías con encanto: La Extra Vagante (Sevilla).

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Cuando  llegamos a La Extra Vagante nos encontramos con que está ocupada, su patio delantero está lleno de mujeres y niños y hombres y viandas y abalorios, “es una vez al año, son mujeres médico que van los veranos a Etiopía a operar la ceguera causada por una larva autóctona de allí; todo esto lo preparan ellas mismas, las tapas, el mercadillo, la artesanía se la compran a las familias de las personas a las que operan, se la traen de África, y así sacan algo de dinero”.

Todo ese bullicio apenas traspasa el umbral de la puerta. Dentro es donde podremos charlar con Maite, “asíKiko puede atender ahí fuera”.

Nos cuenta cómo La Extra Vagante surgió de una disyuntiva, “tenía un dinero ahorrado; era o me voy a dar la vuelta al mundo o pongo una librería de viajes”. Tanto ella como Kiko llevaban años trabajando para librerías grandes, cada uno por separado, estaban cansados de ese tipo de negocio impersonal, “nos conocíamos desde chicos, quién nos lo hubiera dicho entonces (…).No teníamos mucho dinero, así que montamos algo pequeñito, algo que sí sabíamos que podíamos asumir económicamente. Y lo hicimos todo nosotros, desde la fontanería, poner el suelo…” Se muestra muy agradecida por el apoyo recibido por amigos y familiares, que se volcaron con ellos y les echaron una mano, “hay gente a nuestro alrededor muy creativa”. Luego todas esas personas formaron parte de la parroquia inicial de la librería, “somos muy familiares, acabamos yendo a las bodas y bautizos de los clientes”.

Cuando hablamos ya delibros libros, cuando entramos en materia, es cuando aparece la verdadera pasión de Maite. No es una pose para hacer negocio, es de verdad que adora el libro, y aun cuando comienza hablando con un cierto pesimismo, “los libros tienen los días contados”, el cariño que siente por lo que hace le puede, sobre todo, al hablar del libro ilustrado, “la sección infantil es la que más me gusta, es poner la semillita” (No tienen libros de Disney o Susaeta, dejamos aquí el apunte). Nos cuenta que fue para ella una sorpresa el ver que muchas veces no eran niños los que recalaban en esa sección —muy cuidada, muy bien pensada— al fondo del local, “los adultos tienen cada vez un mayor gusto por la ilustración”. Habla con verdadero entusiasmo de el libro objetoBruno Munari, no sé si lo conocéis, revolucionó el mundo del libro; empezó a plantearse cómo incluso el corte del papel podía ser una experiencia a la hora de leer. Diseñó lo que él llamó El libro ilegible, que no tiene ni una sola palabra. (…) El libro electrónico eso no lo tiene, con eso no puede competir. Es una experiencia distinta”.

Así, el pesimismo va desapareciendo a medida que va recordando anécdotas que serían imposibles en superficies comerciales más grandes, “un día, por ejemplo –qué gracia, somos como farmacéuticos los libreros a veces–, apareció una chica, habitual de la librería, que me pidió con urgencia un libro para pedir perdón”. Le recomendó, aún se acuerda, El aprendizaje amoroso, un álbum ilustrado que habla sobre qué ocurre en los cuentos después del y fueron felices y comieron perdices. “Un álbum que recomiendo mucho también, porque me gusta mucho el autor, es La cosa perdida, de Shaun Tan. Para gente que se siente diferente es un libro ideal. Habla de una ciudad monótona, donde nadie se fija en nada, podía ser la ciudad de los hombres grises de Momo.El protagonista se encuentra un día con una cosa estrambótica, supercolorida, una especie de cafetera gigante roja… El caso es que se la lleva, le parece que está desubicada. Acabará encontrándole el sitio al que pertenece”.

Kiko, por su parte, cuando por fin se sienta el ratito que le dejan, nos habla de El corazón de las tinieblasla magnífica novela de Conrad, que ha leído hace nada, “me meto en esa selva, la atmósfera que crea, cómo está contada la historia”. Le gustaría tener más tiempo para llegar a más sitios, “los dos solos es imposible, es un no parar”.

Será ese no parar, pensamos, el que hace que una librería tan de barrio como ésta tenga la vida que tiene, algo tan personal y tan de todo el mundo a la vez.

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