Le livre d’occasion en France : la grande étude
— 15 abril, 2024Hocine Bouhadjera / actualitte.com / 12-04-2024 Pour rendre compte et comprendre les transformations du marché des livres d’occasion en France…
En el último estudio sobre Hábitos de lectura y compra de libros en España 2011, se detecta, aparentemente, un crecimiento significativo de los lectores frecuentes: del 90.4% que dice que lee con una frecuencia al menos trimestral (si es que a eso pudiéramos llamar propiamente lectura) en cualquiera de los medios o soportes analizados (libros, revistas, periódicos y comics), el 61.4% dice leer libros. Es verdad, además, que según los datos proporcionados por la encuesta, la diferencia entre los que dicen leer semanalmente, con mayor asiduidad, y los que declaran hacerlo con más laxitud, los trimestrales, la diferencia solamente alcanza el 4.1%, de manera que deberíamos colegir que al menos un 86.3% de los lectores de libros practican esa forma silenciosa de meditación con meritoria frecuencia. Y es cosa, sin duda, de alegrarse por ello.
Ese aparente incremento de lectores habituales no quiebra, en ningún caso, sin embargo, otra correlación inamovible: la que vincula lectura con nivel de estudios, tamaño del habitat y ocupación. A día de hoy, y mientras la sociología no demuestre lo contrario, lee más quien mayor nivel de estudios posee y vive en ciudades de más de un millón de habitantes, o dicho al revés, quien nace en el seno de una familia con estudios superiores tenderá a reproducir esa condición familiar, cursará estudios durante más tiempo accediendo a sus niveles universitarios superiores, detentando la condición de estudiante por más tiempo y accediendo con mayor sencillez y facilidad a los recursos culturales que las grandes ciudades le ofrecen… y leerá más, siempre, a lo largo de todo ese tiempo y aún después. El círculo virtuoso que ata la lectura al origen social del lector es casi inquebrantable a no ser que se intervenga de manera decidida y consciente.
El Departamento de Educación del Gobierno escocés investigó durante siete años la influencia de un nuevo método de la enseñanza de la lectoescritura en el rendimiento y progresión de los niños que provenían de entornos socioeconómicos desfavorecidos. El estudio, denominado A seven year study of the effects of synthetic phonics teaching on reading and spelling attainment, demostró, por primera vez, que un método basado en la identificación entre sonidos y grafías, era capaz de romper con el círculo vicioso de la herencia cultural y educativa que lastraba para siempre el rendimiento escolar y el futuro escolar de esos niños desfavorecidos.
Tras la evidencia empírica acumulada, el Gobierno británico ha decidido adquirir materiales específicos para la enseñanza de la lectoescritura bajo esos principios por valor de 3000 libras para todos los colegios británicos sin excepción.
Hasta donde yo tengo leído, entre los recortes que se anticipan en el Ministerio que ahora liga educación y los libros, la promoción de la lectura será uno de los capítulos que se verá severamente recortado y tampoco se adivina en un futuro cercano que en nuestras escuelas vaya a utilizarse algún método que vaya a alterar el tipo de correlación antedicha. Seamos pues, serios y consecuentes: ¿qué hacemos con la lectura? ¿Conformarnos con las aparentes incrementos estacionales que las estadísticas dicen revelar o tomarnos en serio sus implicaciones y consecuencias?