¿Se editan demasiados libros? (España)

¿Se editan demasiados libros? (España)

MAGÍ CAMPS, BARCELONA, XAVI AYÉN, BARCELONA

¿Se publican muchos libros? Sandra Ollo, editora de Quaderns Crema y Acantilado, se planteaba la pregunta en una entrevista con La Vanguardia, diciendo que “se publica tanto porque se escribe demasiado” y que “el exceso perjudica el gusto lector, y quizás banaliza el libro, que en mi opinión es un objeto lo suficientemente importante en la historia de la cultura como para albergar contenidos dignos, más de lo que a veces se ve por las librerías”.

Fuente original: vía ¿Se editan demasiados libros?.

¿Qué dicen las estadísticas? El número de títulos publicados en España es similar al de otros países de su entorno, algo más de unos 70.000 anuales. En el 2018, tras un descenso del 12,7%, se quedó en 76.202. Lo que es inferior a la media europea son los ejemplares vendidos por cada título, 3.762 ejemplares (en Francia, por ejemplo, es de 5.341). ¿Qué dice el sector?

ANTONIO MARÍA ÁVILA

“Las estadísticas engañan”

Antonio María Ávila, presidente de los editores españoles, combate la idea de que se publica demasiado: “¡Más ISBN tienen en el Reino Unido o Francia! Las estadísticas son engañosas, pues en España tenemos una peculiaridad con los libros de texto, que se producen distintos para cada comunidad autónoma, incluso los de matemáticas, eso multiplica por 18 comunidades (incluyendo Ceuta y Melilla) cada asignatura de cada curso, y luego se vuelve a multiplicar por idiomas, incluyendo el valenciano como si fuera distinto del catalán. En Francia hay unos 2.000 libros de texto, y en España 12.000 sin contar los universitarios, eso confunde las estadísticas”. Para Ávila, “se produce lo que el mercado demanda, no hay quiebras masivas de editoriales, que se producirían si hubiera esa distorsión de títulos excesivos”. Así, “si quitamos los libros de texto, los de quiosco y fascículos, y hacemos que cada título sólo cuente una vez –no una por cada edición distinta o idioma– nos salen al año como novedad unos 42.000 títulos, nada del otro mundo”. Aun admitiendo que se publicara demasiado, pregunta: “¿Quién decidiría lo que se deja de publicar? Nuestra historia da una respuesta preocupante: la Iglesia y el poder político”.

CLARA PASTOR (ELBA)

“Más escritores que lectores”

“Creo que se publica demasiado. Todo el mundo quiere expresarse, pero cosas que nadie quiere leer. Todo el mundo tiene un blog o un libro, todo el mundo tiene algo que decir sobre cualquier cosa, se ha quitado el tapón y todo el mundo quiere ser escritor o artista, y es como si hubiera más escritores que lectores. Pero no estamos interesados en lo que dicen los demás, como se ve en los debates en televisión: nadie escucha al otro. Surgen escritores que esperan vender 10.000 libros, pero muy pocos pasan de 3.000, que sería una cifra rentable. De manera que muchas editoriales copan el mercado con 50 novedades, esperando que las ventas conjuntas sumen una cifra aceptable, que aguante la empresa. Tienen la pulsión de encontrar algo bueno, pero eso no sale de que cada vez escriba más gente. La cantidad emborracha el gusto y eclipsa textos valiosos. Cada día recibo manuscritos sobre toda clase de cosas, pero la mayor parte no tiene ningún interés. ¿Sostenible? No lo sé. No tengo la varita mágica, pero creo que el modelo hace bien a nadie, ni a lectores ni a árboles”.

PATRICI TIXIS

“Veo coherencia”

Patrici Tixis, presidente del Gremi d’Editors de Catalunya, se manifiesta en una línea parecida: “No creo que se pueda decir que se publique demasiado. Cada editorial publica los títulos que cree que ha de publicar para ser coherente con su proyecto”.

ESTER PUJOL (ENCICLOPÈDIA)

“Quizá se lee poco”

“Que se publique ‘demasiado’ es una pregunta recurrente. ¿Alguien se preocupa de si se hacen demasiadas películas u obras de teatro? Quizá también esté bien plantearnos si se lee poco. La eclosión de nuevas editoriales aumenta la oferta y la diversidad, que en una cultura tendría que ser sinónimo de vitalidad. En la toma de decisión de publicar un libro hay intuición, pero sobre todo experiencia, errores y aciertos. Escoger es el oficio de editor y comporta un riesgo. En la dinámica de editoriales de todo tamaño, se corre el riesgo de no querer dejarse perder algún libro que pueda tener público. Quien diga que no tiene vértigo a la hora de decidir miente. En las mayores, como tienen recursos, pueden dejar llevarse por la idea de probar varios títulos por si aciertan”.

LUIS SOLANO (ASTEROIDE)

“El exceso de ruido hace que nos perdamos cosas valiosas”

“Creo que se publica demasiado, pero siempre ha sido así. Es un debate cíclico, aunque hubo un descenso durante la crisis. Este modelo genera muchas novedades cada año pero unas altas cifras de devolución y que los libros duren poco tiempo en las librerías. El exceso de ruido alrededor de las novedades provoca un efecto pernicioso, y es que nos perdemos cosas valiosas. Tiene poco arreglo. El de la edición es un sector maduro, donde no es muy costoso llevar a la librería una novedad y confiar en que suene la flauta y funcione”.

EMILI ROSALES (GRUP 62)  

“En catalán, mucho por hacer”

“En el grupo hemos racionalizado la edición. Lo que publica cada sello responde a una personalidad, a una línea editorial. Y estamos obteniendo una respuesta de los lectores y de la comunidad cultural muy destacable, una sintonía que nos enorgullece. La libertad, condición imprescindible para la creatividad, lleva a la riqueza de la diversidad… Si nos referimos a la edición en catalán, además, aún hay campos donde queda mucho por hacer. Desde el punto de vista económico, en un proyecto amplio como el nuestro buscamos la coherencia y la sostenibilidad del conjunto, y eso nos permite editar obras que consideramos valiosas sin que cada una tenga que ser rentable de inmediato. En cuanto a sostenibilidad, seguro que los planteamientos logísticos son mejorables”.

EUGÈNIA BROGGI (L’ALTRA)

“Es un sector frágil y precario”

“España es uno de los países europeos donde se publica más y se lee menos. Primero, está la particularidad de las dos lenguas: normalmente hay dos traducciones en el mercado de la misma obra, y eso inevitablemente hace que se dupliquen los lanzamientos. Además, también está el funcionamiento perverso editorial, que viene de esta particularidad de nuestro sector que permite la devolución: si un librero no vende, puede devolver el libro al editor cuando quiera. Y empieza el círculo vicioso (y peligroso): para compensar la devolución de un título lanzas otro y así equilibras los números. Hay otro funcionamiento perverso, el financiero, habitual en grandes empresas editoriales: las previsiones de facturación, que a menudo son irreales y obligan a los editores a publicar aún más títulos o más tiraje para poder alcanzar esa facturación, aunque pasada la campaña de Navidad muchos de esos libros vuelvan a las editoriales y, por lo tanto, la facturación anual sea falsa. Es un sector frágil y terriblemente precario”.

 JORDI PUIG (COMANEGRA)

“El catalán pide sobreesfuerzo”

“No se publica demasiado. Todos estamos de acuerdo en que hay un montón de libros prescindibles, pero no nos pondremos de acuerdo en cuáles son. Por otra parte, el catalán necesita un sobreesfuerzo de presencia para no ser engullido por el castellano (es una victoria colectiva cuando un buen libro que no necesariamente será un gran negocio tiene una buena traducción catalana a la vez que la castellana), y eso todavía hace más difícil responder que tenemos que hacer menos. Por otra parte, hay libros que los haces para no ganar ni un duro y no por falta de olfato, sino porque crees firmemente que son necesarios. Sobre la sostenibilidad, nosotros aportamos nuestra experiencia con el sello de Libro Local. Es esencial trabajar con papeles sostenibles, pero también hacerlo con criterios de proximidad. Es un despropósito poner sellos de papeles eco e imprimir en el Este de Europa o China”.

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